Explanada de la Catedral, Barcelona. En la mano, una fotografía de Cristina Borbón —familiar del Jefe del Estado—, en el día de su boda con Iñaki Undargarín —alguien que, hasta ese momento no lo era—. Más info aquí. (fotógrafo sin identificar, 1997/Ricard Martínez, 2011).
The Smiths Project. Dibujos a lápiz de las canciones de los Smiths
—Antes me ha preguntado usted si sigo haciendo fotografías...
—Así es...
—Pues bien, acabo de hacerle una sin cámara, y no está nada mal... La linea de sus gafas, perfectamente paralela a la parte superior del marco que hay detrás de usted, es sorprendente... No podría dejar pasar tan admirable simetría... ¡Si, ya está hecha!... ¿De qué estábamos hablando?
—Pues bien, acabo de hacerle una sin cámara, y no está nada mal... La linea de sus gafas, perfectamente paralela a la parte superior del marco que hay detrás de usted, es sorprendente... No podría dejar pasar tan admirable simetría... ¡Si, ya está hecha!... ¿De qué estábamos hablando?
Pierre Assouiline, Cartier-Bresson, El Ojo del siglo
Well I Wonder. The Smiths, 1985.
No es necesario tomar fotos para hacer fotografía. Basta con hacer significante la mirada de algún modo. Como cuando Henri Cartier-Bresson interrumpe a su interlocutor durante una entrevista.
Tampoco se precisan fotos para hacer refotografía. Es decir, para ser consciente que se está observando desde el mismo lugar en que ya lo ha hecho alguien antes. Un ejemplo de ello es The Smiths Project. En esta experiencia, Janice Whaley ha dibujado con lápiz —a capella— cada una de las canciones que hicieron los Smiths con filigranas de pintura acrílica en los ochenta.
Well I Wonder. Janice Whaley, 2010.
11S. El ciudadano como proyectil.
Combatientes heridos en el frente ante el monumento a Rafael Casanova, 11 de setiembre de 1936 (ANC/ Fons Brangulí Fotògrafs) © Ricard martínez, 2011. |
El 11S es una fecha con muchos estratos, como una ciudad poblada durante milenios. Las fotos que acompañan esta entrada corresponden a una de esas capas. Concretamente la de 1936. No hacía ni dos meses que se habían pegado tiros por toda la ciudad. Y se seguirían pegando por todo el Estado durante unos años. Hasta que los proyectiles solo fluyeron en una sola dirección y todo el país quedó cautivo de una dictadura. Pero, las fotos de esta conmemoración de la Diada de 1936, revelan que la gente no quiere tiros. O, al menos, quiere olvidarse de ellos por un rato.
Niña vestida de República accediendo al pie del monumento a Rafael Casanova. 11 de setiembre de 1936. (ANC/ Fons Brangulí Fotògrafs) © Ricard martínez, 2011. |
Más adelante vendrían otros 11S. En los que se siguieron produciendo más significados, más lanzamientos de proyectiles y limitaciones de libertades. Hoy se conmemoran todos ellos. Ahora que sabemos que la munición puede estar repleta de ciudadanos.
Un grupo de ciudadanos al pie del monumento a Rafael Casanova. 11 de setiembre de 1936. (ANC/ Fons Brangulí Fotógrafs) © Ricard martínez, 2011. |
No puedes pasear dos veces por la plaza de Catalunya
Los lugares cambian constantemente, con cada suceso que les añadimos. Eso lo pudo experimentar Agustí Centelles hace ahora 75 años, tras los combates del 19 de julio en la plaza de Catalunya, o Uds. mismos durante la acampada pacífica en ese mismo lugar, no hace tanto.
Joan Colom. El Barrio Chino
Antes de ello, hay que ver su trabajo. Por ejemplo, en la exposición que organiza Colectania, del 23 de junio al 29 de Octubre de 2011.
C. Montserrat (foto Joan Colom, ca. 1960. Ricard Martínez/Arqueologia del Punt de Vista, 2010)
15-J
Imagen tomada para la localización de una de las piezas de Repressió i Resistència. En ella se ve la fachada de la Universidad forrada de propaganda el electoral, en junio de 1977. (Foto Ricard Martínez/Arqueologia del Punt de Vista, 2010-Anónimo/EFE, 1977)
Hoy se cumplen 34 años de las primeras elecciones democráticas, tras la dictadura. Para celebrarlo, los ciudadanos se han congregado frente al Parlamento. Desde allí, exigen revisar una Democracia pactada, en su momento, para satisfacer a todos, excepto a los que, en este momento, la sustentan.
La pieza tal y como quedó montada, durante la instalación fotográfica (Foto Ricard Martínez/Arqueologia del Punt de Vista, 2010)
Acción realizada el 19 de julio de 2010 por el colectivo resistencia 2.0. Ese día la pieza amaneció empapelada con fotos de la carga de la policía antidisturbios durante la manifestación anti-bolonia que tuvo lugar en el mismo espacio, unos meses antes.
Martinez Emigrantes
Hoy contamos con una colaboración de lujo. El periodista Guillem Martínez nos hace el siguiente cameo.
La familia Martínez en Brasil, sin fecha. (archivo familiar Martínez)
LOS MARTÍNEZ
Foto tomada a principios del siglo XX en un campamento de inmigrantes en algún punto del Estado de Sao Paolo. Aparecen los Martínez, recién evadidos de una plantación en Bahía, en la que trabajaban en régimen esclavista, durmiendo en barracones custodiados de noche por perros y vigilantes armados. Llegaron hace un par de años a Brasil, en un barco procedente de Estambul –con escala en Málaga, donde embarcaron-, con dos camarotes: una bodega para los hombres y otra para las mujeres y los niños. Ahora son felices y tienen el suficiente dinero como para pagarse un retrato. Para este retrato –y para, se supone, otros retratos que ese mismo día ha realizado el fotógrafo itinerante a otros grupos en ese mismo campamento-, los habitantes del poblado se prestan ropa y complementos. De manera que se puede ver a todo el mundo bien vestido. E, incluso, con algún reloj de bolsillo. En realidad vestían como Amador –el segundo por la derecha-: pantalones y torso desnudo. Amador, en fin, apareció por ahí en el último momento. Se le dio un cachete y una americana –no hubo tiempo para más-. Mi abuelo –el mayor, el primero por la derecha-, viajaría en breve a Argentina y a Cuba, donde se establecerá. Su hermano Pepe –a su lado-, acabará estableciéndose en New York. Compró un pasaporte falso y pasó de apedillarse Martínez a apedillarse López. El bebé que hay en el centro de la foto –Federico, el primer Martínez nacido en América-, moriría en breve. Al volver de su entierro, los Martínez oyeron un sonido extraño en el cielo. Levantaron sus ojos y vieron a Santos Dumont volando en uno de sus cacharros. Una de las dos niñas –Narcisa-, enviudará dentro de unos años. Sus hijos serán los primeros en la familia que, tras un trance así, no serán separados. Los Martínez, desde diversas partes del mundo, aportarán dinero para su alimentación y educación, en lo que es una suerte de seguridad social espontánea.
En la mano, una fotografía de Xavier Miserachs tomada en 1962. (Ricard Martínez, 2011)
LOS MARTÍNEZ, TAMBIÉN
Foto realizada por Xavier Miserachs en el Passeig de Sant Joan de Barcelona a mediados del siglo XX, en la que se ve a una familia anónima recién emigrada a la ciudad. Acaban de evadirse de una plantación. O acaban de llegar a ella. Visten lo mejor que pueden. Se prestan cosas. En breve verán de cerca máquinas voladoras, realizarán más viajes imprevistos, posiblemente por el gusto de hacerlos. Algunos se cambiarán el nombre. Tendrán hijos, algunos morirán antes de tiempo. Otros, no. Se les alimentará y se les dará educación. Se ayudarán. Fabricarán una suerte de seguridad social espontánea entre ellos.
Guillem Martínez
Brangulí (fotògrafs)
En la mano, una foto tomada tras la insurrección militar del 19 de julio en Barcelona. En ella se puede ver una barricada frente al Hospital de Sant Pau. Está formada por objetos tan heterogéneos como elementos de construcción, colchones, un tranvía o una campana. Foto Ricard Martínez/Arqueologia del Punt de Vista, 2011 - ANC Fons Brangulí (fotògrafs), 1936.
En este blog hemos dedicado varias entradas al fondo Brangulí, del Arxiu Nacional de Catalunya. Así, recordamos la llegada del Presidente Companys a Barcelona, tras las elecciones de febrero de 1936. Algo más tarde, contrastábamos aquella recepción, con la de las tropas franquistas en Barcelona. Ambas retratadas por Brangulí desde el mismo punto.
Brangulí nos ha servido también para dedicar dos entradas al bombardeo de la plaza Sant Felip Neri. En una de ellas aparece una foto de aquel lugar tras los ataques. Aunque también hay otras imágenes de los niños de Madrid acogidos en aquel lugar, antes de la agresión. También hemos visto lo que quedó tras la guerra, de las defensas antiaéreas que intentaban defender la ciudad de aquellas agresiones.
Todo ello corresponde a un instante muy concreto, de apenas tres años. Pero la saga de los Brangulí generó un fondo vastísimo. En el se distinguen tendencias destacadas del fotoperiodismo del siglo XX. Ahora podemos ver en Barcelona una magnífica exposición sobre este material. No se la pierdan.
Plaza de Catalunya. Work in progress
Seguimos retransmitiendo desde las imágenes que se producen en la Plaza de Catalunya. Aquí, en primer término, una instantánea tomada desde el pasillo de seguridad, durante una asamblea. Tras esta foto, los niños siguen alimentado las palomas. (Foto Arqueologia del Punt de Vista/Xavier Mulet)
Una de las comisiones en pleno trabajo, a la sombra. (foto Arqueologia del Punt de Vista/Eric Alvarez)
Tareas de limpieza a primera hora de la mañana. (foto Arqueologia del Punt de Vista/Vincenzo Rigogliuso)
De todo lo que allí pasa, siempre hay quien levanta acta. (Foto Arqueologia del Punt de Vista/Vincenzo Rigogliuso)
Aunque, no siempre es necesario establecer un registro para conservar un recuerdo. (foto Arqueologia del Punt de Vista/Eric Alvarez)
Recordad que podéis colgar vuestras refotografías de las plazas acampadas aquí.
Recuerdos del futuro. Refotografías de la plaza Catalunya
Una señora detiene un furgón de antisturbios en una foto que, de momento, no hemos podido atribuir. (refotografía Arqueologia del Punt de Vista)
Las fotos nos hablan de nuestro futuro. Esto se evidencia cuando tenemos la oportunidad de observar una fotografía en el mismo lugar donde fue realizada. Desde esas coordenadas, la foto nos cuenta como ha llegado hasta ahí. Pero también nos pregunta como hemos llegado nosotros y, lo que es mas importante, qué vamos a hacer a partir de ese momento.
Os invitamos a que vayáis a un lugar cargado de deseos y de futuro: Las plazas donde los ciudadanos concentramos nuestras protestas. Llevad fotos de ese mismo sitio y tomad una nueva imagen desde el mismo emplazamiento. Os proponemos que colguéis esas refotografías aquí, como testimonio del flujo de anhelos que se ha desatado.
Una captura de uno de los múltiples vídeos que corren por la red y que, como la anterior, todavía no hemos podido atribuir. (refotografía Arqueologia del Punt de Vista)
Periodistas gráficos de fosforito registran los efectos del ataque de los men in black (Sergi Bernal/Arqueologia del Punt de Vista)
Tras los ataques, el campamento vuelve a reconstruirse. Los objetos no siguen en el mismo lugar, pero todo continua en su sitio. (Clara Nubiola/Arqueologia del Punt de Vista).
Plaza Catalunya
En la mano una foto tomada el 14 de abril de 1931. En ella los ciudadanos celebran el resultado de unas elecciones. Tras esa foto, sigue la acampada de la plaza Catalunya. Tras tantos años, y en unas elecciones parecidas, allí no se celebra nada. Tan solo se recuerda de dónde salen los votos y lo que cuesta que se administren correctamente. (foto Joan Fontanillas, 1931/Ricard Martínez, 2011).
Viva la República
En la mano una foto de Josep Maria Segarra i Plana tomada durante los festejos por la proclamación de la República en la plaza de Sant Jaume (AFB). Que tengan ustedes un feliz catorce de abril.
...Y Fotografia Napoleon todavía pisa Barcelona.
Ya que estamos en la recta final del periplo de los Napoleon en las calles de Barcelona, desde esta entrada nos volvemos a los primeros días, cuando todo esto no eran más que palabras, el asfalto de la ciudad lo conformaba una simple mesa y los transeúntes eran muñecos de hueso sin carne. Viendo el jolgorio con el que se lo tomaron Clicks de Playmobil y Airgamboys, era de esperar que estos trastos acabarían siendo caramelos en patio de colegio. La que tenía que ser la propuesta lúdica de Els Napeon, ha sido a su vez festiva, y quién sabe si también erótico-festiva con lo apuntado por nuestra simpática Airgam-girl...
Nuestros Antepasados (y III). El Caballero Inexistente
Fotografía sin cara en la Rambla Santa Mònica (Ricard Martínez, 2011)
¿Y vos? -El rey había llegado ante un caballero de armadura totalmente blanca; sólo una fina línea negra corría todo alrededor, por los bordes; el resto era cándida, bien conservada, sin un rasguño, bien acabada en todas las juntas, coronada en el yelmo por un penacho de quién sabe qué raza oriental de gallo, cambiante con todos los colores del iris. En el escudo había dibujado un blasón entre dos extremos de un amplio manto drapeado, y d entro del blasón se abrían otros dos extremos de manto con un blasón más pequeño en medio, que contenía otro blasón en su manto aún más pequeño. Con dibujo cada vez más fino se representaba una sucesión de mantos que se abrían uno dentro de otro, y en medio debía de haber quién sabe qué, pero no se conseguía distinguir, de tan diminuto que se hacía el dibujo. - y vos ahí, os presentáis tan pulcro... -dijo Carlomagno, que cuanto más duraba la guerra menos respeto por la limpieza veía en los paladines.
-¡Yo soy -la voz llegaba metálica desde dentro del yelmo cerrado, como si no fuera una garganta, sino la propia chapa de la armadura la que vibrase, y con un leve retumbar de eco- Agilulfo Emo Bertrandino de los Guildivernos y de los Otros de Corbentraz y Sura, caballero de Selimpia Citerior y Fez!
-Aaah... -dijo Carlomagno, y del labio inferior, algo salido, brotó un pequeño trompeteo, como diciendo: «Si tuviera que acordarme del nombre de todos ¡estaría aviado!». Pero de inmediato frunció el ceño- ¿y por qué no alzáis la celada y mostráis vuestro rostro?
El caballero no hizo ningún gesto; su diestra enguantada en una férrea y bien ensamblada manopla se aferró más fuerte al arzón, mientras que el otro brazo, que sostenía el escudo, pareció sacudido por un escalofrío.
¡Os hablo a vos, paladín! -insistió Carlomagno-. ¿Cómo que no mostráis la cara a vuestro rey?
La voz salió neta de la mentonera: -Porque yo no existo, sire.
-jY ahora esto! -exclamó el emperador-. ¡Entonces tenemos entre nuestras filas un caballero que no existe! Dejadme ver.
Agilulfo pareció vacilar un momento, y después, con mano firme pero lenta, levantó la celada. El yelmo estaba vacío. Dentro de la armadura blanca de iridiscente cimera no había nadie.
-¡Vaya, vaya! ¡Lo que hay que ver! -dijo Carlomagno-. ¿Y cómo os las arregláis para prestar servicio, si no existís?
-¡Con fuerza de voluntad -dijo Agilulfo- y fe en nuestra santa causa!
-Claro, claro, muy bien dicho, así es como se cumple con el deber. Bueno, para ser alguien que no existe, valéis mucho.
Italo Calvino, Nuestros Antepasados. El Vizconde Demediado.
Siruela, 2004. Trad. Esther Benítez
Nuestros Antepasados II: El Barón Rampante
En la página derecha del cuaderno de trabajo del proyecto podemos leer: Un pequeño Barón Rampante en lo alto de una silla. Bajo la cortina, el pie de un progenitor, que hace lo que puede para que el niño no salga movido (Ricard Martínez, 2011)
Seguimos ilustrando tres relatos de Italo Calvino con cartes de viste de la instalación Galería Urbana de Retratos.
Fue el 15 de junio de 1767 cuando Cosimo Piovasco di Rondo, mi hermano, se sentó por última vez entre nosotros. Lo recuerdo como si fuera hoy. Estábamos en el comedor de nuestra villa de Ombrosa, las ventanas enmarcaban las frondosas ramas de la gran encina del parque. Era mediodía, y nuestra familia, según su vieja costumbre, se sentaba a la mesa a esa hora, pese a que ya los nobles seguían la moda, llegada de la poco madrugadora Corte de Francia, de disponerse a comer bien entrada la tarde. Soplaba un viento del mar, recuerdo, y se movían las hojas. Cosimo dijo: -¡He dicho que no quiero y no quiero!- y apartó el plato de caracoles. Jamás se había visto desobediencia más grave.
(…)
-¿Y bien? -dijo nuestro padre a Cosimo.
-¡No y no! -dijo Cosimo, y apartó el plato.
-¡Fuera de esta mesa!
Pero ya Cosimo nos había dado la espalda a todos y estaba saliendo de la sala .
-¿Adónde vas?
Lo veíamos por la puerta de cristales mientras en el vestíbulo cogía su tricornio y su espadín.
-¡Yo lo sé! -corrió al jardín. .
Al rato, por las ventanas, lo vimos encaramarse a la encina. Estaba vestido y peinado con gran propiedad, como nuestro padre quería que viniera a la mesa, a pesar de sus once años: cabellos empolvados con lazo en la coleta, tricornio, corbata de encaje, frac verde con colas, calzones de color malva, espadín, y altas polainas de piel blanca hasta medio muslo, única concesión a un modo de vestir más acorde con nuestra vida campesina. (Yo, como sólo tenía ocho años, estaba exento de empolvarme el cabello, salvo en las ocasiones de gala,. y del espadín, que en cambio me habría gustado llevar.) Y así trepaba por el nudoso árbol, moviendo brazos y piernas por las ramas con una seguridad y una rapidez producto de las largas prácticas que habíamos hecho juntos.
Ya he dicho que pasábamos horas y horas en los árboles, y no por motivos prácticos como hacen muchos niños, que se suben a ellos sólo para buscar fruta o nidos, sino por el placer de superar difíciles protuberancias del tronco y horcaduras y llegar lo más alto que podíamos, y encontrar buenos sitios donde pararnos a mirar el mundo allá abajo, a gastar bromas y decir cosas a quien pasaba. Me pareció-, pues, natural que la primera idea de Cosimo, ante aquel injusto ensañamiento contra él, hubiera sido trepar a la encina, árbol que nos era familiar y que al extender sus ramas a la altura de las ventanas de la sala imponía su actitud desdeñosa y ofendida a la vista de toda la familia .
-¡Vorsicht! Vorsicht! !Se va a caer, pobrecillo!- exclamó llena de angustia nuestra madre, que nos habría visto de buen grado a la carga bajo los cañonazos, pero a la que preocupaba cualquiera de nuestros juegos.
Cosimo subió hasta la horqueta de una gruesa rama donde podía estar cómodo, y se sentó allí, con las piernas colgantes, los brazos cruzados con las manos bajo las axilas, la cabeza hundida entre los hombros, el tricornio calado sobre la frente.
Nuestro padre se asomó al antepecho.
-¡Cuando te canses de estar ahí cambiarás de idea! -le gritó.
-¡Nunca cambiaré de idea! -dijo mi hermano, desde la rama.
-¡Te las verás conmigo en cuanto bajes!
-¡Yo no bajaré nunca más!
Y mantuvo su palabra.
(…)
-¿Y bien? -dijo nuestro padre a Cosimo.
-¡No y no! -dijo Cosimo, y apartó el plato.
-¡Fuera de esta mesa!
Pero ya Cosimo nos había dado la espalda a todos y estaba saliendo de la sala .
-¿Adónde vas?
Lo veíamos por la puerta de cristales mientras en el vestíbulo cogía su tricornio y su espadín.
-¡Yo lo sé! -corrió al jardín. .
Al rato, por las ventanas, lo vimos encaramarse a la encina. Estaba vestido y peinado con gran propiedad, como nuestro padre quería que viniera a la mesa, a pesar de sus once años: cabellos empolvados con lazo en la coleta, tricornio, corbata de encaje, frac verde con colas, calzones de color malva, espadín, y altas polainas de piel blanca hasta medio muslo, única concesión a un modo de vestir más acorde con nuestra vida campesina. (Yo, como sólo tenía ocho años, estaba exento de empolvarme el cabello, salvo en las ocasiones de gala,. y del espadín, que en cambio me habría gustado llevar.) Y así trepaba por el nudoso árbol, moviendo brazos y piernas por las ramas con una seguridad y una rapidez producto de las largas prácticas que habíamos hecho juntos.
Ya he dicho que pasábamos horas y horas en los árboles, y no por motivos prácticos como hacen muchos niños, que se suben a ellos sólo para buscar fruta o nidos, sino por el placer de superar difíciles protuberancias del tronco y horcaduras y llegar lo más alto que podíamos, y encontrar buenos sitios donde pararnos a mirar el mundo allá abajo, a gastar bromas y decir cosas a quien pasaba. Me pareció-, pues, natural que la primera idea de Cosimo, ante aquel injusto ensañamiento contra él, hubiera sido trepar a la encina, árbol que nos era familiar y que al extender sus ramas a la altura de las ventanas de la sala imponía su actitud desdeñosa y ofendida a la vista de toda la familia .
Cosimo subió hasta la horqueta de una gruesa rama donde podía estar cómodo, y se sentó allí, con las piernas colgantes, los brazos cruzados con las manos bajo las axilas, la cabeza hundida entre los hombros, el tricornio calado sobre la frente.
Nuestro padre se asomó al antepecho.
-¡Cuando te canses de estar ahí cambiarás de idea! -le gritó.
-¡Nunca cambiaré de idea! -dijo mi hermano, desde la rama.
-¡Te las verás conmigo en cuanto bajes!
-¡Yo no bajaré nunca más!
Y mantuvo su palabra.
Italo Calvino, Nuestros Antepasados. El Vizconde Demediado.
Siruela, 2004. Trad. Esther Benítez
La pieza casi acabada en la Rambla de Santa Mónica (Ricard Martínez, 2011)
Nuestros Antepasados (I): El Vizconde Demediado
Martínez & Martínez en el autorretrato doble de Antonio Fernandez Napoleon. (Arqueologia del Punt de Vista, 2011)
Galería Urbana de Retratos está fabricada con nuestros antepasados y nosotros mismos como principal material prima. Por ello, no es nada casual poder ilustrar con algunas de sus imágenes los tres relatos que, bajo el título de Nuestros Antepasados, publicó Italo Calvino. Empecemos por el primero.
Entonces el buen Medardo dijo: -Oh, Pamela, eso es lo bueno de estar partido por la mitad: el comprender en cada persona y cosa del mundo la pena que cada uno y cada una siente por estar incompleto. Yo estaba entero y no entendía, y me movía sordo e incomunicable entre los dolores y las heridas sembrados por todas partes, allí donde, estando entero, uno menos se atreve a creer. No sólo yo, Pamela, soy un ser partido por la mitad y separado, también lo eres tú y todos. Ahora tengo una fraternidad que antes, entero, no conocía: con todas las mutilaciones y las carencias del mundo. Si vienes conmigo, Pamela, aprenderás a sufrir con los males de los demás y a sanar los tuyos curando los de ellos.
-Eso es muy hermoso -dijo Pamela-, pero yo estoy en un buen lío, con ese otro trozo vuestro que se ha enamorado de mí y no se sabe qué me quiere hacer.
Mi tío dejó caer la capa porque el temporal había acabado.
-También yo estoy enamorado de ti, Pamela. Pamela saltó fuera de la gruta:
-¡Qué alegría! ¡Está el arco iris en el cielo o he encontrado un nuevo enamorado! Partido también éste, pero de alma buena.
Caminaban bajo ramas aún goteantes por senderos todos fangosos. La media boca del vizconde se arqueaba en una dulce, incompleta sonrisa.
-Entonces, ¿qué hacemos? -dijo Pamela.
-Yo diría que fuéramos con tus padres, pobrecitos, a ayudarles un poco en sus quehaceres.
-Vete tú, si tienes ganas -dijo Pamela.
-Yo sí tengo ganas, querida -dijo el vizconde.
-Pues yo me quedo aquí -dijo Pamela, y se detuvo con el pato y la cabra.
-Hacer juntos buenas acciones es el único modo de amarnos.
-Lástima. Yo creía que había otros modos.
-Adiós, querida. Te traeré una tarta de manzanas -y se alejó por el sendero a golpes de muleta.
-¿Qué te parece, cabra? ¿Qué te parece, patito? -dijo Pamela, sola con sus animales- ¿Siempre tengo que toparme con tipos así?
Italo Calvino, Nuestros Antepasados. El Vizconde Demediado.
Siruela, 2004. Trad. Esther Benítez
Autorretrato doble de Antonio Fernandez Soriano, fundador, junto con Anaïs Tiffon, de la saga de fotógrafos Napoleon.
Selenitas. Un nueva instalación en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona
Selenitas. Vestíbulo del Arxiu Fotogràfic de Barcelona (Foto: Isidre Santacreu, 2011)
La naturaleza, antes de que vengan al mundo, los dota en consonancia con la actividad que vayan a desarrollar; de una cáscara sale un guerrero, de otra, un filósofo, de una tercera, un teólogo, de una cuarta, un abogado, de una quinta, un granjero, de una sexta, un payaso, etc., etc., y cada uno se pone de inmediato a perfeccionarse, practicando lo que de antemano ya sabía solo en teoría.
Cuando envejecen, no se mueren, sino que se convierten en aire ¡Y se desvanecen como el humo! No necesitan beber y apenas evacuan, y aun así solo por el aliento. Solo tienen un dedo en cada mano, que utilizan con la misma perfección con que nosotros usamos los cuatro y el pulgar. Llevan la cabeza debajo del brazo derecho; y cuando salen de viaje o tienen que hacer algún ejercicio violento, suelen dejarla en casa, ya que la pueden consultar a distancia; esto es muy corriente; y cuando un alto personaje de la Luna quiere saber lo que pasa entre el vulgo, se queda en casa, es decir: el cuerpo se queda en casa y manda solo la cabeza, que puede salir de incógnito y volver cuando le parece con noticias de lo que ha pasado.
Rudolf Erich Raspe, Las Aventuras del Barón de Munchhausen. Cap. XVIII. Un segundo viaje a la Luna.
Selenitas de diferentes especies y profesiones hacen antesala junto a la exposición del Estudio Napoleon. (foto Isidre Santacreu, 2011)
De manera análoga a su instalación complementaria, Selenitas es una obra incompleta. Se acaba cada vez que alguno de los visitantes presta su cuerpo a esas cabezas que parecen haber sido enviadas allí por sus propietarios, mientras ellos ejercen de atracción a propios y forasteros.
Las cabezas desprendidas de los retratos, a punto de tomar el ascensor. (foto: Isidre Santacreu, 2011)
Recortes de los retratos del Estudio Napoleon en el taller de Toño, nuestro ya experimentado montador de fotografías callejeras. (Foto: Ricard Martínez, 2011)
Instalación Fotográfica Selenitas
Lugar: Vestíbulo del Arxiu Fotográfic de Barcelona.
Pl. Pons i Clerch, 2 2ª pl
08003 Barcelona
Fecha: Hasta el 14 de mayo de 2011
Recordad que podéis enviar vuestras fotos con estos retratos aquí
Salvador Puig Antich y Heinz Chez Ejecutados. Radiografía del Punto de Vista.
Portada del semanario El Caso del 9 de Marzo de 1974, frente a la cárcel modelo de Barcelona (Ricard Martínez, 2010)
El 2 de marzo de 1974 el Estado ejecutó a dos personas. Una en Tarragona y otra en Barcelona. En este fotomontaje hemos ubicado la portada de ejemplar del El Caso en el que se daba cuenta de esas muertes, frente al edificio donde tuvo lugar una de ellas, la de Salvador Puig Antich. Así el resultado es una radiografía de lo que sucedió en el interior de aquella edificación pública hace ahora 37 años.
La crónica que publica El Caso sobre estos hechos es excelente. No solo trata de las ejecuciones, sino que relata los hechos que las precedieron, las últimas horas de los reos y el dolor de las hermanas de Puig Antich. También describe las circunstancias legales que permitían entonces la ejecución de ese tipo de sentencias. Hace un repaso técnico de la máquina utilizada para ello y, finalmente, refiere otras condenas de este tipo ejecutadas previamente. No se la pierdan, no tiene desperdicio.
puig-antic-el-caso
Galeria Urbana de Retratos, fabricada con nosotros y nuestros antepasados
Plafones con los retratos de una mujer desconocida vestida de hombre (antes de 1869) y de la compositora e intérprete Onia Farga con su hijo (cerca de 1910) (foto Ricard Martínez/Arqueologia del Punt de Vista, 2011)
Galería Urbana de Retratos es una instalación fotográfica confeccionada con reproducciones a tamaño natural de una selección de imágenes procedentes de la muestra “Els Napoleon, Un Estudi Fotogràfic”. La gran mayoría de ellas fueron hechas muy, muy cerca del lugar donde las hemos emplazado. Las personas representadas en esas fotos pasaron por allí antes o después de hacerse retratar.
Hemos practicado un orificio en el lugar que ocupaba el rostro en esos retratos. Así, los plafones expuestos forman el tablero de un juego, al que invitamos a participar al observador. Consiste en mezclar los rasgos de los modernos jugadores con las antiguas vestimentas y gestos de nuestros predecesores en esas fotos. El resultado será un nuevo personaje que, como nosotros mismos, es una mezcla de lo que somos y lo que han sido nuestros antepasados.
Para evidenciar este solapamiento hemos dejado algunos de los rostros originales. Así convivirán las caras del siglo XIX, con otras del siglo XXI, en los nuevos retratos que realicen los modernos participantes.
Hemos practicado un orificio en el lugar que ocupaba el rostro en esos retratos. Así, los plafones expuestos forman el tablero de un juego, al que invitamos a participar al observador. Consiste en mezclar los rasgos de los modernos jugadores con las antiguas vestimentas y gestos de nuestros predecesores en esas fotos. El resultado será un nuevo personaje que, como nosotros mismos, es una mezcla de lo que somos y lo que han sido nuestros antepasados.
Para evidenciar este solapamiento hemos dejado algunos de los rostros originales. Así convivirán las caras del siglo XIX, con otras del siglo XXI, en los nuevos retratos que realicen los modernos participantes.
Reverso del plafón de la imagen anterior a pleno rendimiento (foto Ricard Martínez/Arqueologia del Punt de Vista, 2011)
Itinerarios guiados “Anem a cal fotògraf”
Coincidiendo con la instalación fotográfica Galería Urbana de Retratos y con la exposición “Els Napoleon, Un Estudi Fotogràfic” hemos organizado los itinerarios guiados “Anem a Cal Fotògraf”. Se trata de un recorrido por las calles que, a lo largo del siglo XIX acogieron los estudios fotográficos más importantes de la ciudad. Reviviremos una experiencia no muy lejana, ya que, hasta hace poco, aun era habitual dignificar los acontecimientos especiales de la vida con una visita al fotógrafo.
La primera de las visitas estará dirigida por las especialistas Nuria F. Rius y Maria Santos García Felguera, quien, además es co-comisaria de la muestra expuesta en el Arxiu Fotogràfic..
Os invitamos a que leáis las crónicas que Pedro Arroyo y Manel O. Company han hecho de las visitas.
Fechas: Sábados Hasta el 14 de mayo.
Horario: De 11h a 12.30h
Precio: 4€
Punto de encuentro: Frente a Frontó Colom, Rambla Santa Mònica, 18
Información e inscripciones:
93 256 34 20
Inauguración de Galería Urbana de Retratos
Nos complace invitarles a la inauguración de la instalación fotográfica Galería Urbana de Retratos.
Dicho acto coincidirá con el descubrimiento de una placa dedicada a la familia de fotógrafos Napoleón y la inauguración de la exposición "De Daguerre al Cinematógrafo. Los fotógrafos Napoleón en el Frontón Colón"
Galería Urbana de Retratos se integra dentro del ciclo de actividades de AfterFoto, que vienen programando el Arxiu Fotogràfic de Barcelona y Arqueologia del Punt de Vista. Está organizada conjuntamente con el Institut de Cultura de Barcelona, y cuenta con el patrocinio de Travel Club.
Galeria Urbana de Retratos está fabricada con una selección de las fotografías que se muestran actualmente en la exposición “Los Napoleon, un Estudio Fotografico”.
La instalación fotográfica se complementará con una serie de visitas guiadas de las que informaremos muy prontito.
Dicho acto coincidirá con el descubrimiento de una placa dedicada a la familia de fotógrafos Napoleón y la inauguración de la exposición "De Daguerre al Cinematógrafo. Los fotógrafos Napoleón en el Frontón Colón"
Galería Urbana de Retratos se integra dentro del ciclo de actividades de AfterFoto, que vienen programando el Arxiu Fotogràfic de Barcelona y Arqueologia del Punt de Vista. Está organizada conjuntamente con el Institut de Cultura de Barcelona, y cuenta con el patrocinio de Travel Club.
Galeria Urbana de Retratos está fabricada con una selección de las fotografías que se muestran actualmente en la exposición “Los Napoleon, un Estudio Fotografico”.
La instalación fotográfica se complementará con una serie de visitas guiadas de las que informaremos muy prontito.
Barcelona, bombardeo del 13 de febrero de 1937
Estas dos fotografías han sido realizadas esta mañana, 13 de febrero de 2011, y están separadas por muy pocos metros. La imagen superior corresponde al primero de los ataques que sufrió la ciudad entre 1937 y 1939. La imagen inferior esta hecha frente al lugar donde se ubicó la Junta Central de Defensa Pasiva. Una institución gubernamental creada para contrarrestar y combatir el efecto de esas agresiones.
Cinc d'Oros. Escaquearse de recordar.
Inauguración del monumento a Pi i Margall, 14 de abril de 1936. (Carlos Pérez de Rozas-AFB) Manifestacion por la amnisitía y el estatut, febrero de 1976. (Archivo Manel Armengol). Bajo todo ello, un par de fotos tomadas durante la mani por el estatut, el 10 de junio de 2010 (Ricard Martínez)
Había pensado publicar esta imagen con motivo del aniversario de las manifestaciones de febrero de 1976. Unas fechas en las que parecía que el Estado hubiera podido tomar muchas formas, algunas terribles. Pero me he encontrado con que ese mismo Estado ha decidido llenar de sentido este aniversario retirando el último repinte plenamente franquista que tenía el monumento al presidente Pi i Margall (aunque conviene mencionar que en el obelisco aun quedan otros retoques)
Muchos de los vestigios franquistas que se han ido retirando hasta ahora, llevaban mas tiempo entre nosotros en periodo democrático que en el periodo dictatorial que los erigió. Por ello debemos suponer que nos resulta mucho más fácil retirarlos, que tenernos que explicar por que hemos tardado tanto en decidirnos.
Parece que el Estado destruye los restos de su etapa franquista, como Cortés hundía sus naves. A diferencia del Marqués del Valle, no creo que lo hagamos para evitar volver a utilizarlas, sino para no tener que pensar en las injusticias que hemos padecido y/o hemos realizado para llegar hasta aquí.
Quico Sabaté. Retrato de un guerrillero en Barcelona
El hombre con aspecto de viajante es Quico Sabaté. A su lado y años más tarde, una pareja se hace una foto ante el mismo Arco de Triunfo de Barcelona (Antonio Téllez/sin fecha). @Ricard Martínez, 2010.
Sabaté fue un maquis. Un hombre-ejército, que, como un hombre-orquesta, siguió con la guerra contra los militares insurgentes españoles, mucho después de que esa guerra hubiera acabado. Para entonces, se había tenido que exiliar en Francia. Desde allí entraba en territorio español para realizar expropiaciones -atracos, según la taxonomía policial- y actos de sabotaje contra ese régimen legitimado por un acto tan largo y violento, como la guerra de la que estamos hablando. Esas incursiones le trajeron a Barcelona más de una vez. Hay varias fotos que testifican sobre sus estancias en esta ciudad.
A finales de 1959 salió de Francia con destino a Barcelona. Nunca llegó. Fue abatido el 5 de enero de 1960 en la esquina de las calles Mayor con Santa Tecla, en Sant Celoni. Los hombres que le mataron hicieron – o permitieron que se hiciera – esta otra foto para certificar su muerte.
Muchos años después, otros hombres pusieron una placa en aquel lugar para recordar todo ello.
Como esta imagen, en la que, según Edmon Valles, Sabaté transita por una concurrida calle.
O esta otra, en la que aparece mostrando un mortero casero para lanzar propaganda.
A finales de 1959 salió de Francia con destino a Barcelona. Nunca llegó. Fue abatido el 5 de enero de 1960 en la esquina de las calles Mayor con Santa Tecla, en Sant Celoni. Los hombres que le mataron hicieron – o permitieron que se hiciera – esta otra foto para certificar su muerte.
Diferentes usos de una misma fotografía. Esta representación del cadáver de Sabaté sirve, entre otras cosas, de certificado de defunción de la persona retratada, de trofeo del emisor de la imagen y de escarmiento para el receptor de la misma.
Muchos años después, otros hombres pusieron una placa en aquel lugar para recordar todo ello.
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