Runa. Bombardeos en la Barceloneta. El código


Paseo Nacional. Efectos del bombardeo del 1 de octubre de 1937. La Barceloneta fue bombardeada muy duramente entre marzo de 1937 y enero de 1939. Era un objetivo fácil, que quedaba lejos del amparo de los antiaéreos del Carmel y Montjuic. Por eso tuvo que ser evacuada. 
Foto sin fecha de autor desconocido, ANC, fons Generalitat Segona República, sobre una fotografia posterior (© Ricard Martínez, 2008).

Ya dije que las fotos de este blog no encajan. Pero si que se ajustan a un código que ellas mismas describen: todas están tomadas en el mismo lugar en que se obtuvo la foto antigua que contienen. Todas excepto la de arriba. A pesar de que ambas se ubican en el Paseo Nacional, no sé el lugar exacto de la antigua. Por eso he decidido saltarme el código y situarlas ahí, al principio de paseo, donde, además, parecen encajar como una matriosha dentro de otra.

En las siguientes sucede lo contrario. Ambas están tomadas al final de la calle Almirall Aixada, donde estuvo la Escola del Mar hasta que fue bombardeada el 7 de enero de 1938. Aquí no hay nada que haga coincidir ambas ubicaciones, excepto el propio código, que, en este caso, no me he saltado.

Restos de la Escola del Mar, tras el bombardeo del 7 de enero de 1938.
Foto sin fecha de autor desconocido, sobre una fotografia posterior, Comissariat de Propaganda. IEC, Fons Nicolau d‘Olwer (© Ricard Martínez, 2008)

Esta entrada ha sido la última que he elaborado a partir del material con el que preparé Runa, la instalación que inauguramos en setiembre de 2008 y que ha dado tanto de sí.

Bombardeos de Marzo de 1938. Fotografías de Josep Maria Martínez Tamborero

Efectos del bombardeo de marzo de 1938 en Diagonal esquina Bailén. (Fotografía del Comissariat de Propaganda sobre una imágen de Josep María Martínez Tamborero)

En la anterior entrada ya anuncié que publicaría las fotos de Josep María Martínez Tamborero. Él mismo explica su trabajo. Le cedo las cursivas.

Hace un tiempo me llamó una señora para hacer unas reparaciones domesticas. Al tomarle el nombre dijo llamarse Nin, señora Nin. «Anda, como l'Andreu! – pensé – Aun serán familia». En media hora había acabado el trabajo, y no pude evitar quedarme más de dos horas charlando con la señora Nin!!! Resultó ser una de esas personas que caen bien desde el primer instante. Una conversadora excelente, con una memoria envidiable y un genio que no sé yo como debería ser con veinte años! Me habló en primera persona de los bombardeos, los refugios, la despedida de las Brigadas Internacionales, la entrada de los nacionales, ... entonces me preguntó si conocía «lo de la bomba del coliseum». Respondí que no y empezó a hablar de la bomba, el camión de trilita, edificios destruidos, muchos muertos, ... y cuando llegó al tranvía, se puso a llorar. Tengo que confesar que mis conocimientos sobre la guerra eran bastante vagos y en ese momento me sentí realmente avergonzado de no saber nada de lo que estaba oyendo. Tenia que haber sido algo realmente importante para que, setenta años después, aun afectara tanto a aquella mujer y me quedó como una asignatura pendiente buscar información sobre el tema.


Dos años mas tarde buscando fotografías antiguas de Barcelona me llamó la atención una toma aérea de lo que parecía un incendio. Tras examinarla más atentamente, no pude evitar acordarme de la señora Nin. Estaba viendo con mis ojos la explosión del Coliseum! Se me puso la piel de gallina! Empecé a buscar y en seguida encontré muchas más imágenes de ese día y posteriores, incluso del tranvía que la hizo llorar. Cuanto más veía, más me sorprendía el hecho de no conocer nada de todo aquello: miles de muertos, centenares de edificios destruidos, gente desplazada, los refugios, el dormir en el metro, las sirenas, el miedo, el hambre, ... Por alguna razón esa parte de la historia de mi ciudad me era desconocida, (para mucha gente también, según comprobé posteriormente) y me pareció terriblemente injusto para todos aquellos que vivieron, que sufrieron, que lucharon y que se dejaron la piel en Barcelona. Continué buscando fotos, videos, etc., hasta que di con un pequeño trabajo que se llama «del material con que se rellena un cráter» de un tal Ricard Martinez. La manera de hacer aparecer las imágenes antiguas sobre las modernas me cautivó desde el primer momento; me sugerían fantasmas del pasado que por un instante reclamaban SU espacio, el lugar que ocuparon hace tantos años y que de alguna manera les pertenece, y que luego se desvanecían y desaparecían. Poco a poco surgió la idea de hacer algo parecido, así cumplía dos objetivos: primero visitar todos esos escenarios a modo de penitencia, para fotografiarlos, y segundo rendir mi pequeño homenaje personal a mis conciudadanos de entonces con mi trabajo. 


La necesidad de que las imágenes encajen al máximo surge con la primera foto que hice, la del montón de caballos: solo tuve que ajustar los tamaños y encajó todo en 15 segundos. Ver cómo elementos comunes en ambas fotos (el bordillo, la esquina, las puertas) permanecen casi sin transición, mientras que los contenedores, los arboles, los coches, poco a poco se desvanecen para ceder su espacio a los caballos era justo el efecto que, sin saberlo, buscaba. En todas las demás he tenido que distorsionar de alguna manera mi foto para encajarla en la antigua. Si no coinciden todos los puntos, al hacer la transición la imagen chirría, vibra, y el efecto se pierde. En los montajes-panoramica hechos a partir de filmaciones también era muy importante conectar cada imagen con la siguiente para conseguir la máxima fluidez y que las uniones no distraigan la mirada del escenario recreado. 





Una cosa más: la señora Nin al final sí resulto ser familia de Andreu Nin -prima segunda, si no recuerdo mal-, aunque nunca llegaron a conocerse.




Cerramos esta colaboración con un par de montajes tan simples como un garabato con el dedo en un vidrio empañado. Muchas gracias, Josep María.
 

El primer bombardeo aéreo de Barcelona. Una ciudad que no encaja.

Calle Creu dels Molers esquina con Anníbal, 16 de marzo de 1937. Ese día Barcelona sufrió el primer bombardeo aéreo de su historia. (Pérez de Rozas-AFB, sobre una foto de Ricard Martínez)

No hay ninguna de las fotos de este blog en la que coincida correctamente la imagen antigua con la moderna. Esto forma parte del trabajo. Es una manera de dejar caer que las cosas no encajan del todo. Como si el tiempo pasado no se articulara correctamente con el presente. A primera vista parece que si, pero si te fijas bien, solo unos pocos elementos de las dos imágenes se corresponden. De esta manera, es el observador quien acaba el trabajo, al percibir las dos fotos con cierta coherencia. Yo me limito a suministrarle unos pocos elementos formales para dejar que acabe el relato y, eso es importante, algún elemento descriptivo que permita sellar un pacto con él, por el que éste confía en que la foto actual ha estado tomada en el mismo lugar que la antigua. Ese pacto, por cierto, es una reedición de aquel otro tan peliagudo que certifica que una foto describe un hecho real. Pero no seguiré por ahí, que es un lío y ya hablé de ello hace un tiempo.

Volvamos al encaje, o, mejor dicho, al desencaje. Por todo lo que hasta ahora he dicho, hay que recordar que, cuando alguien comenta, como a menudo sucede, lo bien que se ajustan las imágenes, en realidad está hablando de una victoria compartida, un trabajo a pachas entre quien emite el comentario y quien emite la foto, realizado a partir del trabajo de un tercero, el fotógrafo original. Por eso me alegré hace unos días, cuando recibí este mensaje:

Hola, buenas noches! Me dirijo a ti-vosotros (no se) por la foto de Centelles de los caballos de la calle diputación. He visto que el montaje (refoto?) que tenéis colgado no está del todo bien situado. Modestamente, mi montaje queda mejor encuadrado. Los arboles no tienen hojas y eso me ha dado mas puntos de referencia. Os mando la imagen por si la queréis sustituir. También os envío alguna otra cosilla que tengo de la bomba del Coliseum. Tengo algún montaje chulo. Si os interesa estoy a tu-vuestra disposición.

Quien así escribe es Josep Maria Martinez Tamborero. Esta es su foto, para que la podáis comparar con la que publiqué. Próximamente él mismo os mostrará su trabajo en esta misma pantalla.

Caballos muertos en la calle Diputación, 19 de julio de 1936. (Agustí Centelles, sobre una foto de Josep María Torrero)

Llegada del Presidente Companys a Barcelona. Una carambola temporal

La comitiva a su paso por el cruce de Passeig de Gràcia con Mallorca. Mitad de una placa estereoscópica de 6x13cm, obtenida por un fotógrafo anónimo, el domingo, 1 de Marzo de 1936. (Colección de Ricard Martínez).

Hace ya un tiempo, mi hermano me regaló una pequeña colección de placas estereoscópicas. Una de ellas era esta, de autor desconocido. Está tomada durante la recepción de la ciudad a los miembros del gobierno de la Generalitat. Llegaban del penal del Puerto de Santa María. Habían sido encarcelados allí tras la fracasada revolución de octubre de 1934. Su liberación se produjo tras la victoria del Frente Popular en las elecciones que se habían realizado poco antes, el 16 de febrero de 1936. Esas elecciones, por cierto, fueron las últimas que hubo en este país hasta 1976.
Vamos a zambullirnos en esta foto.

 
Companys había viajado en tren hasta Castelldefels. Allí subió a un coche descubierto, en el que realizó el resto del trayecto hasta Barcelona. A su paso, el público aplaudía, levantaba el puño o, sencillamente, sonreía, como la chica del pañuelo blanco.

  
Podemos ver claramente la alegría en los rostros de este otro grupo. Hay quien levanta el puño y quien el sombrero.

  
La persona de la izquierda, con el puño en alto, lleva un brazalete del servicio de orden. A su lado, unas señoras muy elegantes. La de la derecha parece que aplaude, la el centro sencillamente se cubre la boca con una estola de piel. Debía hacer mucho frío.

 
El coche presidencial es un Hispano-Suiza. Ante él una de las motos de escolta. Parece una BSA. Pueden distinguirse claramente los radios de las ruedas. Esto quiere decir que la comitiva no debía circular muy rápido.

Companys se tapa la boca con un pañuelo. A su lado, el alcalde de Barcelona, Carles Pi i Suñer parece mirar al fotógrafo.

Existe otra imagen de Centelles en la que Companys hace el mismo gesto. Os muestro aquí una menos conocida de Brangulí. No creo que las tres estén tomadas al mismo tiempo. Más bien, parece que la temporada pasada en prisión debió afectar la salud de Companys. A pesar de la trascendencia del momento, un viaje desde Castefa en coche descubierto no debía ser el mejor tratamiento para un catarro presidencial. (ANC, Fons Brangulí Fotógrafs)

Precede al vehículo presidencial, un coche con un letrero en el parabrisas. Dos personajes están de pie sobre los asientos traseros. Son foto-periodistas.

Imposible reconocer al que está de espaldas. El personaje de perfil es Carlos Perez de Rozas Masdeu y manipula una cámara de pequeño formato. Podría ser una Leica. El pliegue del bolsillo de su chaqueta indica el peso de su contenido. Seguramente, son carretes.

Aquí tenemos a los mismos personajes de frente. La imagen está extraída del documental que filmó Rodrigo Soler sobre la llegada de Companys y que se custodia en la Filmoteca de Catalunya. Reproduzco esta imagen por cortesía de su hija, Joana Soler.

Esta otra foto es la que acaba de tomar Pérez de Rozas. El séquito apenas ha rebasado la Pedrera, en la esquina con Provença, a muy pocos metros de la instantanea en la que estamos buceando. (AFB, Carlos Pérez de Rozas)

En el ángulo derecho de la foto de Pérez de Rozas, sobre un camión está la cámara cinematográfica que le acaba de capturar. Parece Miki Mouse.

Yo también estuve allí, pero ya había acabado todo.