La Ciudad Sustituida VI. La Real Academia Militar de Matemáticas de Barcelona

A la izquierda, multitud congregada ante el antiguo cuartel de Sant Agustí, la mañana del 14 de abril de 1931. A la derecha, una papá que lleva a sus niños al cole, pasa por el mismo lugar unos años más tarde. (Joan Fontanillas, 1931; Ricard Martínez, 2006)

Como ya es habitual, la primera imagen de cada entrada de esta serie sobre La Ciudad Sustituida es en relieve. Para verla correctamente necesitáis utilizar unas gafas para anáglifos. Aquí la tenéis también en formato convencional.

Foto Joan Fontanillas, 1931. Colección de Ricard Martínez.

El itinerario de Fontanillas no es casual. sigue vías céntricas, donde se congrega la multitud, o se acerca a lugares significativos, como este cuartel de Sant Agustí. Un poco de historia: fue construido a finales del siglo XVIII sobre los restos de un antiguo convento. En la linde de la explanada que separaba la Ciudadela, construida un poco antes sobre el barrio de la Ribera. En este cuartel, en 1752, se estableció la Real Academia Militar de Matemáticas, la primera del Estado. En la actualidad es la sede del Arxiu Fotogràfic de Barcelona

La gente acude en familia. Fíjense en esta pareja con su hijito, o esa abuela con su nieta. Se adivina en el tono de la foto la vistosidad de esos vestidos, sin duda, hechos a mano  (Foto Joan Fontanillas, 1931. Colección de Ricard Martínez)

Todos han venido a ver esto: la tricolor ondeando en el cuartel de Sant Agustí. Recuerden que Fontanillas registra estas imágenes con película ortocromática, que no es sensible al rojo, y así aparece como una banda oscura en la franja superior. Mientras que el morado de la franja inferior, que tiene azul, queda mucho más claro que el amarillo de la franja central (Foto Joan Fontanillas, 1931. Colección de Ricard Martínez)

 
Si en las Ramblas había una mezcla de gorras y sombreros que denotaban una cierta mezcla social, en el barrio de la Ribera, gana por mayoría la gorra, un tocado más popular. Aquí podemos apreciar mejor la tipología de la población del barrio. Un chaval se sube a una tartana para ver mejor. Seguramente ha hecho lo mismo el fotógrafo. Alguien en el centro de la imagen se acerca tranquilamente con un paquete bajo el brazo. Por la derecha, otro personaje avanza con rapidez y una maleta (Foto Joan Fontanillas, 1931. Colección de Ricard Martínez).


En la esquina, un quiosco de prensa. a su lado, un grupo parece leer un cartel pegado en la pared. (Foto Joan Fontanillas, 1931. Colección de Ricard Martínez)


Un cartel transgresor se ha saltado la norma que prohibe colgar nada en la pared. Veamos qué leen con curiosidad estos ciudadanos (Foto Joan Fontanillas, 1931. Colección de Ricard Martínez)




En esta otra foto, podemos ver el mismo cartel que leen en el detalle anterior los barceloneses. Se trata del bando municipal en el que el Alcalde, Sr. Aiguadé, se congratula de conducta de la ciudad durante el cambio de régimen e, implícitamente, desea que la cosa siga así. A la izquierda el bando del President Macià en el que proclama la República Catalana. (Foto Joan Fontanillas, 1931. Colección de Ricard Martínez)

La Ciudad Sustituida V. Mártires de la República

Seguimos en la Rambla la mañana del catorce de abril de 1931. En la foto de la izquierda vemos la multitud que se ha congregado. Falta una hora y cuarenta y cinco minutos para que se proclame la República. En la de la derecha, tomada mucho después, un cartel nos ayuda a orientarnos en el espacio, mientras que una persona hurgando en una papelera nos ayuda a ubicarnos en el tiempo.
(Joan Fontanillas, 1931; Ricard Martínez 2006)

Os recuerdo que la primera imagen de cada entrada de esta serie sobre La Ciudad Sustituida es en relieve. Para verla correctamente necesitáis utilizar unas gafas para anáglifos. Aquí la tenéis también en formato convencional.

El abogado y fotógrafo amateur Joan Fontanillas tomó esta foto subido a una farola (Foto Joan Fontanillas, 1931. Colección de Ricard Martínez)

Lo sé, porque, para repetirla, tuve que hacer algo parecido (Foto Pau Álvarez, 2006)

De esta forma pudo registrar un mar de gorras y sombreros (Foto Joan Fontanillas, 1931. Colección de Ricard Martínez)

 
Unos padres llevan a sus críos en brazos para que no se lo pierdan (Foto Joan Fontanillas, 1931. Colección de Ricard Martínez)

Alguien agita una tricolor. Al fondo, en una tienda de artículos fotográficos se anuncian productos Kodak y Zeiss Ikon. Un chaval ha detectado al fotógrafo y hace un gesto. Seguramente para levantar el puño (Foto Joan Fontanillas, 1931. Colección de Ricard Martínez)

Un coche descapotable baja por la calle. En su interior van, al menos, siete personas. El conductor saluda con la gorra. Un pasajero lleva un cartel. Veamos (Foto Joan Fontanillas, 1931. Colección de Ricard Martínez)

Son los retratos de los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández. El doce de diciembre de 1930, a penas cuatro meses antes, se habían adelantado con un descoordinado alzamiento militar republicano en su guarnición de Jaca. En cuarenta y ocho horas fueron juzgados en Consejo de Guerra y fusilados (Foto Joan Fontanillas, 1931. Colección de Ricard Martínez)

En esta reproducción lo podemos ver mejor. Alrededor de las efigies de los mártires republicanos, un max mix  de personalidades. Entre otros, Macià, Lerroux, Marañon, un inesperado Queipo del Llano o Franco (Ramón, el hermano piloto del general golpista). En la predela de este retablo laico hay episodios de la vida de los mártires: una imagen de los insurrectos detenidos, una foto de su juicio y un dibujo de su fusilamiento 

En este detalle podemos ver que el beneficio la venta de estos carteles estaba destinado a ayudar a la familia de los dos militares republicanos.

La Ciudad Sustituida IV. Rambles-Tallers

¿Se acuerdan? Seis ciclistas descienden por las Ramblas. Tres de ellos lo hacen para celebrar la proclamación de la Segunda República. Los otros tres, para recordarlo.  (Joan Fontanillas, 1932; Ricard Martínez, 2006)

Recuperamos la serie sobre la proclamación de la República en Barcelona, que iniciamos hace un mes. Os recuerdo que esta foto es en relieve. la podéis ver con la ayuda de unas gafas para anáglifos. Aquí la tenéis también en 2D.

Vamos a bucear en esta foto tomada en la Rambla, a la altura de la calle Tallers.

Tres ciclistas sonrientes con sus bicis de carreras. Es curiosa la aparente diferencia en su  tipología, aunque, se diría que los tres son amigos. Presten atención a la escena que sucede tras ellos.

Un republicano tira la caña a unas señoritas que portan unas banderas. ¿Se acuerdan de él? Había aparecido en la primera de las fotos, en la calle Pelai. Las chicas no parecen hacerle mucho caso. Será porque van bien custodiadas por una robusta portaestandarte. Observen las banderas. La de la derecha es una senyera catalana. Cabría esperar que la de la izquierda fuese una republicana. En cambio, se trata de una tricolor francesa. Los tonos son los que podría registrar la película ortocromática. Muy oscuro para el rojo, junto al asta, y un tono claro, para el azul.

Tras las banderas, el hotel Lloret, que aun sigue abierto. En cambio, la sombrerería Lluch ha sido sustituida por una zapatería.

One way. Un azulejo nos indica que la calle Tallers ya era entonces una calle de una sola dirección.
 Ese azulejo sigue aún en su sitio.

Al fondo, junto a la estación de Sarrià, el café Zurich. Hoy en día lo sustituye una réplica. El toldo hace referencia a una marca de anís que aún se fabrica en Badalona.

Su etiqueta era un homenaje a Darwin. Aunque hay quien dice que es una caricatura de Vicente Bosch, el propietario.

El papel que sostiene el Señor Bosch - o nuestro ancestro - indica una cierta simpatía por la opción evolucionista.

Siguiendo el ejemplo impuesto por la etiqueta, yo tampoco engaño y les muestro como hicimos esta foto. Isabelle Rabaud, Carles Gené y Xavier Mulet acaban de atravesar el ectoplasma de los ciclistas, el republicano galante, las señoritas francófilas y su fornida carabina. Tras ellos están Martí Llorens, Maite Caramés e Isabel Flores. Sobre la escalera, un servidor, caracterizado de blanco fácil. A mi lado, Olga Marín, quien me  ayuda en la producción de todos estos proyectos arqueológicos.

Breve historia de la fotografía estereoscópica

Entre el proyecto La Ciudad Sustituida y la exposición sobre Lartigue, estamos hablando mucho últimamente en este blog de fotografía en relieve. Por eso, creo que es interesante dedicarle un poco de atención a este formato. Lo haremos de la manera que ya es habitual: fijándonos en los elementos que han perdurado de este antiguo sistema hasta nuestros días, sea en la fotografía convencional o en el cine.

La fotografía estereoscópica se inventó momentos antes que la fotografía. Ese ímpetu propició importantes avances. Las primeras instantáneas se realizaron con cámaras estereoscópicas, gracias a la corta focal que necesitan. La versatilidad de este, relativamente, pequeño formato hizo posible la aparición de la primeras cámaras con película. En lugar de las frágiles placas de vidrio de 6x13cm estas cámaras binoculares fueron las primeras en cargar película de nitrocelulosa. Eran los primeros carretes de 120.

Las imágenes estereoscópicas generaron tal interés entre usuarios y aficionados que propiciaron la eclosión de una importantísima industria del ocio. Hubo gran cantidad de aficionados que registraban con su aparato estereoscópico sus viajes y los momentos recordables. Pero, además apareció otro tipo de público que no tomaba fotos, pero si consumía. Adquirían alguno de los diversos tipos de visores que existían y compraban colecciones de imágenes en relieve. Existían varios géneros: vistas monumentales  y paisajes exóticos. Pero también adquirían series basadas en óperas o  piezas de teatro de moda, escenas de género o satíricas  y, como no, fotos guarris.

La carta de amor. Tiraje Block, 1874. El interés de esta escena, un tema reproducido con profusión entre los estereoscopistas, es la revelación de la escenografía, derivada del teatro, utilizada en un estudio para dar la ilusión del espacio real. Por descuido, el fotógrafo deja ver su galería y la técnica que da a la escena la profundidad y el realismo deseado. 
Denis Pellerin. La Photographie Stéréoscopique sous le Second Empire. Paris, Bibliotèque Nationale de France, 1995.

Ello forzó a un drástico cambio de mentalidad de los fotógrafos que se servían de este formato. A diferencia de un fotógrafo digamos convencional, no podían abrir su negocio y esperar a que le llegaran clientes. Debía adelantarse. Adivinar los gustos de los eventuales compradores de imágenes estereoscópicas y arriesgarse a realizarlas para que se las quitasen de las manos. Ello llevó a una gran industrialización del medio. No solo en la confección de las copias, sino en la realización de las fotografías. Así los estudios de los fotógrafos se complementaron con pequeños talleres para la realización y reutilización de los decorados que ambientaban las escenas. Recogían así la tradición escenográfica y tramoyista de los teatros, pero, establecían unas nuevas estrategias de producción que, poco después retomarían agradecidos y frenéticos, los estudios cinematográficos.

Proyector estereoscópico de d'Almeida (1858) Publicado en Drouin, F, The Stereoscope and Stereoscopic Photography. London, Percy Lung & Co. 1894. (reed. 1995, Reel 3D Enterprises Inc. Culver City, Ca)

No fue este el único favor que la fotografía estereoscópica le hizo al cine. Años antes de que nadie imaginase registrar imágenes en movimiento, se proyectaban imágenes estereoscópicas desde linternas mágicas. Habían varios sistemas para ello, que no difieren mucho de los actuales que utilizan gafas con filtros de colores o polarizados. Pero hubo un sistema denominado de eclipse, ciertamente complicado. Consistía en proyectar alternativamente las dos imágenes estereoscópicas a gran velocidad sobre la misma pantalla. El observador debía mirar a través de unos orificios que se cerraban (se eclipsaban) alternativamente, sincronizados con el proyector, de manera que cada uno de los ojos sólo pudiera ver la imagen que le correspondía. El mecanismo para esa sincronización no era otro que la cruz de malta que, pocos años más tarde reciclarían los hermanos Lumiére en su cinematógrafo.

El cine, agradecido por todos estos favores, ha hecho unos pocos homenajes a la fotografía estereoscópica. Aquí tenéis uno:
Quiero agradecer a Rafael Ramos, un buen lector de palabras e imágenes que ya ha aparecido por aquí, el chivatazo del general Custer.

Visores estereoscópicos para Jacques Henri Lartigue


Arqueologia del Punt de Vista ha desarrollado los visores estereoscópicos para la exposición El Mundo es Flotante, Fotografías de Jacques Henri Lartigue (1894-1986), en Caixaforum Barcelona, desde el 5 de mayo al 3 de octubre de 2010.

Lartigue fue un niño que conservó la cámara fotográfica que le regalaron a los 6 años, hasta el momento de su muerte, no hace tanto. Sus primeras fotos documentan los juegos y juguetes que, de pequeño, hacía con su hermano, el travieso Zissou, y sus primos. Poco a poco, en sus imágenes, van apareciendo a tiempo real, nuevos juguetes, como el automóvil o el aeroplano o nuevos juegos, como los que se divertía con sus novias, en unas eternas vacaciones.
Hasta los años 30 realizó la mayoría de su trabajo con cámaras estereoscópicas. Por ello, sus imágenes más conocidas (Zissou disfrazado de fantasma, o su prima saltando desde una escalera) son en relieve. Percibir esas fotografías como las había concebido su autor nos ayuda a entender su trabajo. Por eso, en esta exposición se muestran 18 de estas imágenes, restituidas en su formato original estereoscópico. Los visores que permiten verlas con su profundidad original son los que ha desarrollado Ricard Martínez, de Arqueologia del Punt de Vista, y que ha construido Rafel Forga, quien, por si no lo sabían, realiza además unos aditamentos fotográficos increíbles.

Los visores están alojados en unas cajas antropomorfas. De ellos, solo vemos dos cilindros. En su interior, como en una matriosha, las transparencias dobles de Lartigue. Al acercar los ojos, para devolver la mirada, se produce la magia.