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15-J

Imagen tomada para la localización de una de las piezas de Repressió i Resistència. En ella se ve la fachada de la Universidad forrada de propaganda el electoral, en junio de 1977. (Foto Ricard Martínez/Arqueologia del Punt de Vista, 2010-Anónimo/EFE, 1977)

Hoy se cumplen 34 años de las primeras elecciones democráticas, tras la dictadura. Para celebrarlo, los ciudadanos se han congregado frente al Parlamento. Desde allí, exigen revisar una Democracia pactada, en su momento, para satisfacer a todos, excepto a los que, en este momento, la sustentan.

 La pieza tal y como quedó montada, durante la instalación fotográfica (Foto Ricard Martínez/Arqueologia del Punt de Vista, 2010)

 Acción realizada el 19 de julio de 2010 por el colectivo resistencia 2.0. Ese día la pieza amaneció empapelada con fotos de la carga de la policía antidisturbios durante la manifestación anti-bolonia que tuvo lugar en el mismo espacio, unos meses antes.

Salvador Puig Antich y Heinz Chez Ejecutados. Radiografía del Punto de Vista.

Portada del semanario El Caso del 9 de Marzo de 1974, frente a la cárcel modelo de Barcelona (Ricard Martínez, 2010)

El 2 de marzo de 1974 el Estado ejecutó a dos personas. Una en Tarragona y otra en Barcelona. En este fotomontaje hemos ubicado la portada de ejemplar del El Caso en el que se daba cuenta de esas muertes, frente al edificio donde tuvo lugar una de ellas, la de Salvador Puig Antich. Así el resultado es una radiografía de lo que sucedió en el interior de aquella edificación pública hace ahora 37 años.

La crónica que publica El Caso sobre estos hechos es excelente. No solo trata de las ejecuciones, sino que relata los hechos que las precedieron, las últimas horas de los reos y el dolor de las hermanas de Puig Antich. También describe las circunstancias legales que permitían entonces la ejecución de ese tipo de sentencias. Hace un repaso técnico de la máquina utilizada para ello y, finalmente, refiere otras condenas de este tipo ejecutadas previamente. No se la pierdan, no tiene desperdicio.


puig-antic-el-caso

Pies de foto


Estas fotos se miran con los pies. Ellos te llevan hasta el lugar donde ellas se encuentran. Te mueven a su alrededor y, finalmente, te sitúan en un lugar desde el que mirarlas. Allí, te proponen apreciar dónde estaban los pies de los que aparecen en las imágenes. Pero, si quieres, también podrás ver dónde los tenía el fotógrafo y, lo mas importante, dónde los tienes tu.










Fotos: Ricard Martínez, 2010

La ciudad inmoral, de Ricard Vinyes

Inauguración del monumento a Pi i Margall, Carlos Pérez de Rozas, 14 de abril de 1936. 
(foto Ricard Martínez, 2010)
Hace ya un tiempo destaqué unos fragmentos de este artículo publicado por Ricard Vinyas en Quadern de El País, el 20N de 2008.

Apenas se perciben noticias de la ciudad inmoral, y nadie se debería sorprender, ya que lo inmoral es lo que la ciudad oficial considera incómodo, doloroso o presuntamente conflictivo y en consecuencia lo encubre, le lava la cara, lo descompone o simplemente lo obvia, y así, a pesar de que existe y vive, la noticia que conlleva resulta intransitiva, muerta.

Los primeros usuarios de la fotografía instalada en el Cinc d'Oros se retratan ante ella, instantes después de que fuera montada, el 8 de junio de 2010. 
(foto Ricard Martínez, 2010)

Me refiero a lo inmoral en relación con el patrimonio de valores civiles y su representación simbólica en esculturas, estelas, monumentos o placas que conmemoran algo, o en lugares y edificios donde la dictadura vulneró los derechos de las personas, constituyendo el referente ciudadano del miedo, como es el caso de la Jefatura de Policía situada en la Vía Laietana, un edificio que pertenece al Estado y que ni el Gobierno de la ciudad ni el de la Generalitat han recuperado, ni como propiedad ni siquiera como patrimonio democrático propio, señalizando, informando qué sucedió en ese lugar, por qué fue tan siniestro. El inmueble existe, su voz espera sin que casi nadie con autoridad política el reclame. Y espera también la desaparecida cárcel de mujeres de Les Corts a que algún día algo recuerde - aunque sea sólo un árbol, un rosal, un cartel - que allí existió un convento donde fueron cerradas, por ser desafectas a la dictadura, miles de mujeres con sus hijos, algunos de los cuales se perdieron para siempre. La realidad incómoda de estos lugares los sitúa en el patrimonio inmoral de la ciudad. 

La foto, casi invisible, durante la mani del 10J.
(foto Ricard Martínez, 2010)

Carme Molinero ha probado que la imagen de la República transmitida a la generación política de la dictadura y la Transición fue una imagen idealizada, pero también la de un tiempo cuya única identidad fue el conflicto permanente, la tensión continua, la de todo aquello que no debe volver. Así, el trato oficial a la República aún hoy es pusilánime para una Administración que acepta que existe una pluralidad de memorias, pero que no asume que la memoria es conflicto, y por tanto rechaza, en lugar de mediar como corresponde al mandato institucional. Las representaciones simbólicas que tiene Barcelona de la República permanecen en el patrimonio incómodo, inmoral, de la ciudad democrática. Sólo dos muestras. En 1939 las autoridades franquistas desarticularon el conjunto escultórico que Adolf Florensa y Josep Vilaseca habían realizado para conmemorar los valores republicanos de libertad, igualdad y virtud pública en el cruce del Paseo de Gracia con la Avenida Diagonal. El monumento, inaugurado en abril de 1936, estaba constituido por un obelisco en la cúspide del cual se alzaba una bella alegoría de la República en forma de mujer con gorro frigio, obra de Josep Viladomat, y un medallón con la efigie de Pi y Margall en la base. Los nuevos Jefes de Barcelona mantuvieron el obelisco y retiraron la joven y el medallón, sustituidos respectivamente por un aguilucho en la cima, el yugo y las flechas en la base, y una hierática escultura femenina, obra de Marés (que por cierto ya la había presentado en 1932 como símbolo de la República), por delante. El conjunto era una representación de La Victoria, y así se llamó la plaza para que no hubiera dudas sobre el tema. Fue un conjunto monumental vivo, ya que las manifestaciones antifranquistas de los años sesenta y setenta dialogaron con él atacándolo en repetidas ocasiones, un día un petardo, otro día pintura y de vez en cuando una pancarta, reprobaban el significado de aquella Victoria y recordaban a la ciudad que la resistencia existía. En 1981, el Consistorio sacó el pájaro, retiró yugos, flechas y otras expresiones franquistas, y de acuerdo con la baja intensidad simbólica de nuestra Transición, dejó en su lugar la pétrea mujer, desprovista ahora de semántica, y denominó la plaza Juan Carlos I. Podían haberle puesto un nombre más conceptual: Plaza de la Monarquía, por ejemplo. Así, aquella escultura de Marés habría simbolizado para siempre (disculpen la malicia) el vínculo entre la Victoria de la dictadura, la Ley de sucesión y la monarquía, en un perfecto palimpsesto de la República.

La foto del obelisco original, frente al actual, mutilado por la dictadura y tuneado por la monarquía.
(foto Ricard Martínez, 2010)

Nueve años después, el Ayuntamiento rescató de sus almacenes la bella estatua de la República y el medallón de Pi y Margall. Los instaló en el otro extremo de la ciudad, en la plaza Llucmajor, formando parte de un conjunto diseñado por Helio Piñón y Albert Viaplana. Lo sorprendente no es sólo la pérdida de centralidad de la República en el espacio urbano, sino el encubrimiento de su significado, ya que en toda la plaza no hay ni un solo cartel que indique quién es esa señora desnuda que encima de un pedestal cubre su cabeza con algo tan parecido a la simpática barretina indígena. Ni quién es el anciano grabado en el medallón de su base. La República existe pero nadie lo sabe en el barrio, y menos en la ciudad. Algo parecido sucedió en el monumento a las Brigadas Internacionales ubicado en la Rambla del Carmel. 

 
Mirando por su reverso, el monumento revela el saludo fascista que intenta disimular algo de vegetación. 
(foto Ricard Martínez, 2010)

En su base, una lápida reproduce parte del discurso que Dolores Ibarruri pronunció en la despedida de Barcelona a los brigadistas. Lo interesante es la frase final: "No os olvidaremos, y Cuando el olivo de la paz florezca ... volved." Donde hoy aparecen los puntos suspensivos el texto del discurso decía: "entrelazado con Los Laureles de la victoria de la República española". En su momento la supresión causó polémica, pero quedó en nada. La República, ni mentar la, aunque los sujetos del homenaje combatieron por ella. La memoria democrática se encuentra en lo inmoral de la ciudad. 

 
(foto Ricard Martínez, 2010)

R&R. Dos fotos de Paco Elvira unidas por una pedrada.

Tras treinta y cuatro años, estos grises vuelven a su lugar de trabajo. (foto Jaume Edo)

Paco Elvira ya ha explicado como se tomaron estas fotos. Yo lo resumo así. El 8 de febrero de 1976, una manifestación (de la que volveremos a hablar aquí) se dispersa en la confluencia de la Diagonal con Passeig de Gracia. Un grupo de grises llega a ese lugar con la intención de rematar el trabajo. Paco estrena con ellos su teleobjetivo de 500mm y recula unos metros hasta rebasar un grupo de manifestantes. Han arrastrado algún banco hasta la calzada. Uno de los jóvenes lanza una piedra hacia los antidisturbios. Paco ha sincronizado su disparo con el instante en que el lanzador acaba de impulsar la piedra con un salto.

  
En el otro extremo de la calle. Manolo, daba los últimos toques a la foto de los manifestantes.

 
Días más tarde, alguien tomaba su foto, mientras a mi me daba tiempo de hacer la mía.


Una visita inesperada. Cada día, sobre las 8 de la tarde el reflejo de una ventana recorre la superfície de esta foto.

En Repressió i Resistència hemos vuelto a colocar esas fotos en su lugar. Una en cada punta de los Jardinets. Están unidas por lo mismo que las separa: el tiro de una piedra.

Visitas de Franco a Barcelona. Diferencias y similitudes

Visita de Franco a Barcelona. Salida de la Catedral hacia el palacio de Pedralbes, donde se celebraría un consejo de ministros. Franco viaja acompañado por el alcalde Porcioles. 
(18 de junio de 1970. Pérez de Rozas/AFB)

Sabemos que Pérez de Rozas trabajaba con un equipo. En este caso, el Arxiu Fotogràfic de Barcelona conserva fotografías de la salida de comitiva de la Catedral de, al menos, tres personas: una en el centro de la avenida. Otra en la azotea o un balcón de los edificios frente a la Catedral y una tercera situada al principio de la rampa que desciende del Pla de la Catedral.

En el ángulo superior derecho podemos ver un grupo de fotoperiodistas apretujados en aquel lugar.

Desde allí, uno de ellos, del equipo de Pérez de Rozas acaba de tomar esta foto.

Unos años antes, en 1964 y unos metros más abajo, otro fotografo del mismo equipo tomó esta foto durante la anterior visita de Franco.

La situación es tan parecida que, junto con Maria Mena, del AFB, pensamos que había un error en las fechas y ambas fotos pertenecían a la misma jornada. Aquí las tenéis para que busquéis las diferencias y similitudes. Todos los personajes de la escena hacen el mismo papel, incluso el fotógrafo que ocupa casi el mismo lugar, para retratar el mismo ritual.

Visitas de Franco a Barcelona. Liturgia y coordenadas.

Desfile de tropas hispano italianas en la avenida Diagonal. 21 de febrero de 1939. (Carlos Pérez de Rozas/AFB)

Franco realizó varias visitas a Barcelona. La primera de ellas la registra esta foto de febrero de 1939. Es el señor del balcón. En el momento de tomarse esta imagen, en el resto del Estado, tropas bajo su mando seguían combatiendo para acceder al poder. En Barcelona también se pegaban tiros, en este caso el objetivo era el mismo, aunque, las tropas disparaban desde pelotones de fusilamiento.

Desfile de excombatientes en el paseo de Gracia. 26 de enero de 1942. Franco los saluda desde la tribuna situada entre las calles Aragón y Valencia. Durante años, la liturgia recordaba el origen violento de los mandatarios. (Carlos Pérez de Rozas/AFB)

 Esta liturgia no pasa desapercibida para nadie. (foto Jaume Edo)

R&R empieza con una foto de Franco, tomada durante la última de sus visitas. Hemos querido hacer reversible su ubicación, para que todos podamos saber por donde pasaba el 18 de junio de 1970. Pero también podemos saber, gracias a esta fotografía, dónde estaban los que le protegían, los que le aclamaban, los que gobernaban junto a él y los que fotografiaban toda la escena. Cuando el observador haya ubicado todo ello, podrá, si lo desea, comparar todas esas coordenadas con las suyas.

Mark Klett: on aborigen photography/ Mark Klett: sobre fotografía aborigen


It's one thing to look at photos made of the same place from different periods. Quite another thing to experience these photos while at the site itself. It reminds me of how the oral traditions of some native cultures function, like those in Australia. Aboriginal stories depend on one passing through the landscape itself - the features of the land are the keys to memorizing and remembering the important cultural stories about the place. The stories and the places are connected and can't be separated. When non-natives hear these stories they can write them down so others can read them, but the stories lose significance once they're removed from the land because the reader is not connected by the experience.

There is a relationship here to photography. The photographs of a place also loose some of their power when disconnected from their places of origin. When we rephotograph historic images we feel that power of place again, but the viewer does not have that first hand experience. By taking the photos back to the place where they were made, the viewer must engage the power of the image as well as his/her own experience of the place at the same time. The combination is unique and strong.

Mark Klett


Una cosa es ver fotos de un mismo lugar hechas en diferentes períodos. Pero otra muy diferente es experimentar esas fotos en el mismo sitio. Me recuerda el mecanismo de las tradiciones orales en algunas culturas nativas, como las de Australia. Las historias de aborígenes dependen de la experiencia en el propio paisaje - las características de la tierra son las claves para memorizar y recordar las historias culturales importantes de un lugar. Las historias y los lugares están conectados y no pueden separarse. Cuando alguien no nativo escucha esas historias, puede escribirlas para que otros, a su vez, las puedan leer. Pero estas historias pierden su significado cuando son alejadas de su territorio, porque el lector no está conectado a él a través de su propia experiencia.

Hay aquí una relación con la fotografía. Las fotografías también pierden algo de su poder cuando se desconectan de sus lugares de origen. Cuando refotografiamos imágenes antiguas, podemos sentir de nuevo el poder de su espacio, pero el espectador no tiene acceso a esa experiencia de primera mano. En cambio, al colocar las fotos de nuevo en el lugar donde fueron realizadas, el espectador siente al mismo tiempo la fuerza de la imagen, así como su propia experiencia del lugar. Esa combinación es única y poderosa.

Mark Klett

Repressió i Resistència. Restos de una dictadura en las calles y en la memoria

Represión y resistencia es una intervención memorial implantada durante tres meses en diversos espacios públicos de Barcelona - Plaza Nueva, portal de l'Àngel, plaza de Catalunya, plaza de la Universidad, Paseo de Gracia, jardines de Salvador Espriu, paseo de Sant Juan. Consiste en situar una fotografía, ampliada a gran tamaño, el lugar donde fue hecha, de manera que el tráfico entre el pasado y el presente sea inmediato.


Esta acción responde a la feliz coincidencia de dos iniciativas llamadas a encontrarse. Por un lado, había el trabajo de conjunción de espacios y testimonios fotográficos que ha ido haciendo desde hace unos años Arqueología del Punto de Vista, con Ricard Martínez al frente. Y, por otro, el interés y el apoyo que el Memorial Democrático ha prestado a manifestaciones pasadas de este grupo-Agujeros de Bala (2009) y Escombros (2008) -, así como la organización del II Coloquio Internacional Memorial Democrático, dedicado a "La represión franquista y la revisión jurídica de las dictaduras". Una magnífica ocasión, pues, para revisar la ciudad desde el punto de vista de la lucha contra la dictadura.


La dictadura franquista en sí y su estricta apropiación del espacio público - siempre compartido con la jerarquía eclesiástica y las manifestaciones religiosas, siempre restrictivo ante las manifestaciones populares - han dificultado la localización de fotografías en las que la represión y la resistencia se pueden captar inmediatamente. Por eso mismo, esta exposición de la calle es también un homenaje necesario a fotógrafos como Manel Armengol, Paco Elvira, Josep M. Pérez Molinos, Carlos Pérez de Rozas, Ricard Tarré y otros que no hemos podido identificar, que han sido verdaderos transmisores de la memoria de la ciudad, atentos siempre a la realidad visible y el subtexto que las circunstancias aportaban a cada imagen.
Verano de 1970. Francisco Franco y Josep M. de Porcioles, alcalde de Barcelona, después de la obligada visita a la catedral, durante la última estancia del dictador en la ciudad. A pesar del entusiasmo del público asistente, la ciudad había empezado a dejar de ser suya.
Foto: Pérez de Rozas/AFB

11 de mayo de 1966. Manifestación de 130 sacerdotes para protestar por la detención del estudiante Joaquim Boix, torturado en comisaria después de la Caputxinada. La posición de la Iglesia respeto a la dictadura había dejado de ser monolítica.
Fotógrafo anónimo/BPR
1957. Penitentes de Semana Santa. Durante unos 40 años las festividades y celebraciones religiosas eran de las pocas autorizadas en el espacio público.
Foto: Ricard Terré
Cola del Auxilio Social, institución benéfica franquista creada en plena Guerra Civil. Las condiciones de vida de los barceloneses en la primera postguerra estaban marcadas por la miseria, la escasez, el racionamiento y, finalmente, el estraperlo.
Fotógrafo anónimo/Corbis-Cordon Press
Dos fotos frente a frente en la plaza Catalunya
28 de enero de 1939. Misa de campaña, el primer acto público oficial del ejército franquista después de haber ocupado Barcelona.
Foto: Josep María Pérez Molinos/UPIFC

2 de febrero de 1964. Misa de campaña para celebrar los “25 Años de Paz”, una formidable campaña de propaganda impulsada por el que por entonces era ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, que pretendía sustituir el hasta entonces discurso oficial en relación con la cruzada por la nueva narración tecnócrata impulsada por el I Plan de Desarrollo. Pero las formas hablaban por ellas mismas: seguía siendo necesario purificar la ciudad. Mientras tanto los españoles combatían en Ifni y en el Sahara Occidental.
Foto: Pérez de Rozas/AFB

Primavera de 1978. Manifestación por la libertad de expresión, una de las libertades democráticas básicas. El grupo de teatro Els Joglars, que había puesto en escena La torna, obra basada en las últimas ejecuciones a garrote del franquismo: las de Heinz Chez y Salvador Puig Antich. Eso hizo que Els Joglars se enfrentaran a un consejo de guerra.
Fotógrafo desconocido/EFE

Junio de 1977. Los folletos y los carteles electorales que inundan las paredes de la Universidad y el suelo de la plaza del mismo nombre corresponden a las primeras elecciones democráticas desde 1936.
Fotógrafo desconocido/EFE

12 de abril de 1936. Inauguración del monumento a Pi Margall, presidente de la I República. Después de la Guerra Civil, la estatua que simbolizaba la república federal, obra de Josep Viladomat, fue retirada y sustituida por la alegoría a la Victoria franquista, obra de Frederic Marès, que es la que vemos hoy, y por otros símbolos fascistas. La plaza conocida popularmente como El Cinc d’Oros ahora recibe oficialmente el nombre de Plaça de Joan Carles I.
Foto: Pérez de Rozas/AFB

Febrero de 1976. Enfrentamiento con la policía durante una manifestación convocada por la Assemblea de Catalunya, que agrupaba con el lema “Llibertat, amnistia i Estatut d’Autonomia” todos los partidos democráticos de Catalunya.
Foto: Paco Elvira

Febrero de 1976. El control del espacio público (“la calle es mía”, como dijo el ministro de Gobernación, Manuel Fraga Iribarne, después de la muerte de cinco trabajadores el 3 de marzo del mismo año en Vitoria) era una de las obsesiones del régimen dictatorial.
Foto: Paco Elvira

Febrero de 1976. Manifestación bajo el lema “Llibertat, Amnistia i Estatut d’Autonomia”. Los años setenta del siglo xx asistieron a una disputa sostenida por el espacio público entre la dictadura y la ciudadanía.
Foto: Manel Armengol
Créditos

Recerca y Dirección Ricard Martínez
Producción Olga Marín
Jaume Edo
Coordinación Ignasi Sardà (Memorial Democràtic)
Diseño gráfico La Vista Design
Traducciones Elisenda Reynaldos
Mireia Trias
Impresión Area de Imagen
Construcción y montaje Antonio Sanchez Toño


Archivos

Agencia Corbis/Cordon Press
Agencia EFE Arxiu Fotogràfic de Barcelona
Arxiu Fotogràfic de Barcelona
Arxiu Pérez Molinos (UPIFC)
Arxiu Ricard Terré
Biblioteca del Pavelló de la República (Universitat de Barcelona)
Manel Armengol/VEGAP
Paco Elvira

Agradecimientos

Gemma Caballer (BPR-UB)
Jordi Calafell (AFB)
Guillem Martínez
Maria Mena (AFB)
Lourdes Prades (BPR-UB)
Laura Terré
Mariona Teruel (AFB)
Fabiola Zuleta (Arxiu TSJC)

R & R. Visitas Guiadas

Mañana, sábado, 12 de junio se realizará la primera de las visitas guiadas por el itinerario de Repressió i Resistència.
Lugar: Sede de Memorial Democràtic. Via Laietana, 69
Hora: 11h
Inscripciones: recepciomemorial@gencat.cat
O bien en el teléfono: 935 516 300

Repressió i Resistència. Una nueva instalación fotográfica en Barcelona.

Las dictaduras no sólo tienen lugar en los despachos, en las prisiones, en los cuarteles. También, y en especial, en las calles. No hace demasiado tiempo, las calles de Barcelona convivían con el franquismo. Y también con la represión, la resignación y la resistencia. Aunque los vestigios de aquella época ya han sido retirados, todavía siguen ahí los espacios donde durante casi 40 años se vivieron día a día. Son los mismos por los que transitamos hoy en día: un escenario donde conviven y se enfrentan el olvido y la memoria.

En esos lugares hemos instalado doce fotografías doce. Son imágenes de Manel Armengol, Paco Elvira, Carlos Pérez de Rozas, Josep Maria Perez Molinos y Ricard Terré, así como de otros fotógrafos que no hemos podido identificar. Están allí, donde las hicieron sus autores, cuando registraban alguno de aquellos episodios. Todas se encuentran en el centro de la ciudad, formando pequeños grupos. De esta forma pueden dialogar con su entorno, y entre ellas, pero también, por supuesto, con el observador. Desde allí, las imágenes saltarán como electrones entre el objeto fotográfico y el documento histórico; entre el recuerdo íntimo que contienen y el hecho real que representan. Así, desde un espacio tan familiar, nos estarán recordando el lugar de donde venimos.

Esta instalación es el fruto del encuentro, nada casual, de Memorial Democràtic y Arqueologia del Punt de Vista, sobre la mesa de disección de la Fotografía y la Historia. La instalación estará expuesta desde el día 10 de junio, hasta el 18 de setiembre. La inauguración tendrá lugar el mismo día 10, a las 11.30, en la Av. de la Catedral. A ella asistirán, tanto los autores de las fotografías más recientes, como familiares de fotógrafos ya desaparecidos, de los que también hemos podido ubicar alguna imagen. Al finalizar el acto inaugural se realizará un recorrido por todas las piezas expuestas, acompañados por los mencionados autores y familiares.

Durante el período en que R&R esté expuesta, se realizarán visitas guiadas. La primera de ellas, será el sábado, día 12.

Inscripciones:
recepciomemorial@gencat.cat
935 516 300