Captura de pantalla de la instalación "Autoretrat d'un vaixell anomenat Arxiu" en Google Street View. La cámara remota recoge el reto de acentuar la fuga, representado en la imagen el b/n. |
Caminar con los propios ojos
La instalación fotográfica “Autoretrat d’un vaixell anomenat Arxiu” fue pensada como una afloración en el edificio del Arxiu del Port de Tarragona. Es una refotografía. Se compone de diferentes fotografias tomadas desde el mismo punto de vista, durante las obras de remodelación del edificio que hoy acoge a dicho archivo. Las imágenes así enhebradas se aferran al edificio que las custodia. Una tozudez que no sólo desvela la misión protectora de la piedra. También descubre el cometido figurativo -y documental- del claroscuro metálico de las fotografías amparadas en su interior.
La imagen y el edificio que representa reclaman la presencia del observador, quien es lo único que queda de aquel que realizó (o realizaron) las instantáneas que ahora componen la pieza. Por ello ha sido concebida para ser visitada con toda la anatomía. De ahí su gran formato, que, combinado con el emplazamiento, invita a contemplarla y curiosear, mientras uno se desplaza por el espacio urbano en el que la obra se expande. En todo este tránsito, la mirada se hace corporal. Queda así, al descubierto, la figura. La de quien ahora ahora pasea. Pero también la de todos aquellos que por allí han caminado con sus propios ojos.
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La mirada delegada
Desde hace pocos días, la instalación fotográfica puede además visitarse en Google Street View. Tras la justificación de una presencia orgánica, la virtualidad de la mirada delegada, que la plataforma digital proporciona, resulta de un extraordinario contraste. A cambio, permite el acceso de un número mayor de observadores, en una visita sedentaria. La visión remota de la obra añade un nuevo sentido, al poner al descubierto la reclusión durante la que fue concebida. Un confinamiento compartido, que une y separa, al mismo tiempo a todos los observadores. Una silueta borrosa, los representa. Nos representa. Está emplazada a tamaño natural, en la misma ventana en la que fue capturada por un fotógrafo todavía más impreciso. Allí fue de nuevo descubierta por una mirada automática y portátil.
El paisaje efímero
No ha sido la primera instalación registrada en Google Street View. En 2009 el coche de google pasó ante tres de las cinco piezas de las que se componía Runa. Aquella fue, precisamente, la primera instalación fotográfica efímera que realicé en el espacio público. Hacía poco tiempo que este dispositivo estaba disponible en las calles de Europa. Ya me había servido como auxiliar para aproximarme a los trabajos de refotografía que venia preparando. Aunque, enseguida quedó incorporado a mis proyectos como obra final. Sin duda, había ayudado a ello el hecho de descubrir allí algunas vistas de Runa. Podría parecer que era una forma de convertir en eterno, algo temporal. Aunque, no me gusta creer que las instalaciones que he concebido como efímeras, dejen de serlo algún día.
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