El atentado causó la muerte de muchas personas. Pero además, dio lugar a una conocida foto-trofeo. Mateo Morral pudo escapar, pero fue descubierto dos días después en Torrejón de Ardoz, gracias a lo que ahora se llama colaboración ciudadana. Un guardia jurado -lo que ahora conocido como segurata- lo acompañó hasta el cuartelillo. por el camino Morral pudo matar al guardia y, a continuación suicidarse.
Los cadáveres de Fructuoso Vega, el guarda jurado, y de Morral, fueron expuestos en el Ayuntamiento de Torrejón. La prensa pudo así fotografiar a Morral, quien aun parecía desafiar a los captores de un cuerpo inerte. Sus pómulos marcados delataban la dureza de los días previos al atentado.
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