Esta fotografía está tomada en lo que se conoce como el bunker del Carmel. En realidad, estamos al lado, en el Turó de la Rovira. A finales de los años 30 habían allí unos cañones antiaéreos. Existían tres emplazamientos más de este tipo alrededor de Barcelona. En Sant Pere Màrtir, en Montjuic y en el Campo de la Bota. Además, algunos cañones de menor calibre y ametralladoras estaban repartidos por la ciudad.
La foto en blanco y negro pertenece al fondo Brangulí, conservado en el Archivo Nacional de Catalunya. Ya hemos dicho cuando hablábamos de esta importante colección, que está compuesto por fotografías de tres personas: Josep Brangulí Soler, 1879-1945, Joaquim Brangulí, 1913-1991 y Xavier Brangulí, 1918-1986. Está tomada entre 1939 y 1942, cuando ya han cesado los ataques aéreos sobre los Barceloneses.
Ferràn Bargalló Brangulí, sobrino-nieto de los fotógrafos, me explicó hace un par de años, que, por aquella época la familia había residido no muy lejos del lugar retratado, en la calle Ramirio de Maeztu. Conocida como la calle de los periodistas, porque vivían unos cuantos. Se solían poner de acuerdo -continuaba Ferran- para bajar juntos a Barcelona a trabajar en coche, de manera que cada día le tocaba a uno llevar el suyo.
En algunas imágenes de la misma serie podemos ver a unas mujeres y unos niños que juegan con los cañones, ya exánimes. Quizás se trata de unas fotografías tomadas durante un paseo familiar.
Desde el mismo lugar, o no muy lejos, los Brangulí también habían fotografiado el gran incendio de los depósitos de la Campsa, que se reflejaban en el cielo detrás de Montjuic, después del bombardeo la noche del 6 de junio de 1937.
(foto Ricard Martínez, 2008-Fons Brangulí Fotògrafs/ANC, 1939)
Ferràn Bargalló Brangulí, sobrino-nieto de los fotógrafos, me explicó hace un par de años, que, por aquella época la familia había residido no muy lejos del lugar retratado, en la calle Ramirio de Maeztu. Conocida como la calle de los periodistas, porque vivían unos cuantos. Se solían poner de acuerdo -continuaba Ferran- para bajar juntos a Barcelona a trabajar en coche, de manera que cada día le tocaba a uno llevar el suyo.
En algunas imágenes de la misma serie podemos ver a unas mujeres y unos niños que juegan con los cañones, ya exánimes. Quizás se trata de unas fotografías tomadas durante un paseo familiar.
Desde el mismo lugar, o no muy lejos, los Brangulí también habían fotografiado el gran incendio de los depósitos de la Campsa, que se reflejaban en el cielo detrás de Montjuic, después del bombardeo la noche del 6 de junio de 1937.