Los últimos cartuchos. La defensa del Albergue Bourgerie en Bazeilles, el 1 de setiembre de 1870. Alphonse de Neuville. 1873.
En Bazeilles se disparó la última  bala de una guerra. Sucedió instantes antes de finalizar la batalla de  Sedan, que, a su vez, era el último acto de la guerra Franco-Prusiana  (1870-1871). Un conflicto extraño, en el que se mezclaron  acontecimientos arcaicos, como la captura de Napoleon III, (quien así se  unía a la larga tradición de soberanos franceses cautivos), con  inesperados hechos modernos, como la utilización de cañones de  retrocarga contra tropa, o fragmentos de tropa.
Alphonse  de Neuville,  pintor de batallas, reconstruyó el disparo de aquel último  cartucho.  El cuadro que hizo se convirtió en un referente. El icono de  un  conflicto que aún no era capaz de registrar la fotografía.  
En  Bazeilles existe el Museo de la Última Bala, en la casa en la que este  proyectil se disparó. Allí se conserva el escenario descrito en el  cuadro de Neuville. Uno se pregunta hasta que punto la habitación  reproduce el cuadro, o viceversa.
Les Dernieres Cartouches. Georges Méliès, 1897. Pueden ver una versión de esta película restaurada y con música de Antonio Coppola en este lugar, en el se pueden extraviar un rato.
Años  después, en 1897, Georges Melies reprodujo cinematográficamente aquel hecho, ya asimilado  por la cultura  francesa como una gesta heroica. Para ello, se basó en  el ya famoso cuadro de Neuville, aunque, se permitió cambiar algunos  muebles de sitio.
La Defensa de Rorke's Drift, Alphonse de Neuville, 1880.
No  fue esta la última vez en que alguien animaba las figuras de un cuadro  de Neuville. En 1964, Cy Endfield dirigió un tableau vivant llamado  Zulu. Una película que reconstruía la defensa de Rorke’s Drift, en la  que un grupo de 140 soldados al mando de dos tenientes resistió el  ataque de 4000 guerreros zulús.
Por cierto, ese ataque se produjo al día siguiente de la derrota del ejército colonial en Isandlwana. Pero eso ya es otra pintura y otra película.


 





